viernes, 27 de abril de 2012

Desafiar el régimen, desobedecer el miedo

[Redacción La Directa]

Un comisario de los Mossos habla de "ratas" que "lo pagarán caro", el responsable de los antidisturbios afirma en la TV que zurraría a Gandhi si fuera necesario, un consejero de Interior desbocado exige como única alternativa que se devuelva "el miedo", y la policía, esta semana, visita a rectores universitarios para exigir listados del estudiantado activo. Como guinda, una web, operativa desde ayer, que viola abiertamente la presunción de inocencia, la privacidad y la intimidad, fomenta la perversión de la delación y atiza la persecución. McCarthy, 1950. Cataluña, abril de 2012. Cacería de brujas decretada, Interior intenta implicar a una parte de la sociedad en la represión contra la disidencia. Todas las dictaduras lo hacen. Pero, bien mirado y a pesar de la dinámica perversa y obsesiva que generará, la activación de la web habla más el lenguaje de la impotencia del poder, incapaz de descodificar las raíces y la extensión del malestar, que el de su fortaleza . Débil, el somatén* afín sólo recurre a la coerción para imponer las tijeras a base de porras. Lo decía la gente del movimiento tupamaro en tiempos peores: si han venido de nuevo es porque aún estamos. Si reclaman el retorno del miedo es porque saben que, hace apenas un año, las plazas proclamaron que la habíamos perdido. Y cuando la gente que manda pierde la vergüenza, es necesario que la gente obligada a obedecer le pierda el miedo. Hay que perderlo del todo. Hannah Arendt lo remachó hace años: el peor enemigo de una autoridad enloquecida es el desprecio, y la mejor manera de socavarla es la risa. A las nuevas personas proscritas, nuestra mejor sonrisa. Y la solidaridad y el apoyo mutuo. Estamos con vosotros y vosotras.
 
*Somatén: sustantivo masculino, procedente del catalán “som atents” (estamos atentos), por el que se conocían a los miembros de una institución parapolicial creada en Cataluña. Figuradamente también significa alarma o alboroto. Sus orígenes se encuentran en las Cortes de Cataluña, año 1068, donde se aprueba este grupo civil de carácter policial en lo local y militar en intervenciones de mayor ámbito.