Los últimos meses nos dejan en Euskal
Herria un considerable aumento de la movilización, que ha
cristalizado en la huelga del 29M con una gran potencia y masividad,
pero que venía gestándose desde el movimiento
juvenil, estudiantes,
etc. así como en una interminable lista de acciones directas
llamando a dicha huelga.
De la misma manera, en términos
represivos estos últimos tiempos han sido intensos, con las
detenciones la misma jornada de la huelga, el reguero de heridos (con
el caso de Xuban Nafarrete, el joven de Gasteiz que estuvo en la UCI
por un pelotazo en la cabeza), las detenciones posteriores y el
asesinato de Iñigo Cabacas a manos de la Ertzaintza en Bilbo.
Un espejo de este panorama general ha
sido Iruñea, con una gran huelga, en la que durante 24 horas la
ciudad dejó de lado el gris habitual, desde las masivas
manifestaciones, hasta la espectacularidad de los ataques a intereses
capitalistas en el centro, pasando por la acción determinante de
piquetes en barrios y polígonos o los neumáticos ardiendo en puntos
estratégicos al amanecer. Esta jornada ya se saldó con 13
detenidos, innumerables cacheos e identificaciones, heridxs y
hospitalizadxs e incluso 40 bicis requisadas en el “bicipikete”,
pero la represión no ha quedado ahí, llegando a 30 las detenciones.
Iruña, 29M |
El día 12 era en Lizarra donde la
Policía Foral detenía a una persona acusada de desórdenes
públicos, dejándola más tarde en libertad. Al día siguiente se
entregaba otra al conocer que se encontraba en busca y captura por la
misma acusación.
Los días 3 y 4 de abril fueron
detenidos dos militantes del sindicato LAB, acusadxs de arrojar
pintura y realizar pintadas en la sede de la patronal navarra CEN en
Iruñea el día 20 de marzo, llamando a la huelga general. Pese a la
levedad de la acusación, esta fue elevada a un delito de daños
penado con una multa de más de 3.000 euros y en eso se justificaron
para realizar las detenciones por lo que habría sido una simple
citación judicial.
Ese mismo día de ese juicio la Brigada
de Información en colaboración con la Policía Municipal y la
Policía Foral detenía a 14 personas, 7 de ellas menores, sacando a
algunos de sus centros de trabajo e incluso del instituto. Los
menores fueron puestos en libertad el mismo día, y los mayores al
día siguiente, todos ellos bajo las mismas acusaciones de alteración
del orden público, daños y delito contra el derecho de los
trabajadores. La fijación de la prensa respecto a los hechos de
los que se les acusa por los piquetes de las zonas céntricas del
Casco Viejo y el Ensanche no ha sido casualidad, complementada por el
oportuno “desmarque y rechazo” de algunos sindicatos,
centralizando toda la respuesta represiva en esos supuestos hechos,
buscando chivos expiatorios en una ciudad sobre la que por momentos
perdieron el control.
La respuesta fue inmediata, con una
rueda de prensa conjunta de sindicatos (LAB, CGT, ESK) y movimientos
sociales, con una posterior concentración espontánea en comisaría.
El viernes hubo una nutrida manifestación contra la represión.
Pero todo esto no se circunscribe al
29M ni a una mera desviación de la atención sobre el éxito
huelguístico ni a la movilización social: está inserto en un marco
general de aumento de la represión, tanto a nivel legal como en sus
consecuencias más directas. De hecho, muchxs de estxs detenidxs
llevan tiempo en el punto de mira por su compromiso político en
distintos ámbitos. Estamos pues ante una estrategia del miedo
mediante la cual buscan dar un escarmiento a lxs rebeldes, que
anticipa por dónde van a ir los tiros en este futuro de
crisis y lucha social. En este contexto el objetivo de la represión
se amplia, probablemente de manera proporcional al aumento de la
movilización, con el agravante en Euskal Herria de la existencia de
un enorme aparato represivo, que obviamente no va a desaparecer sino
que vuelve a estar más engrasado que nunca.
SOLIDARIDAD con l*s
HUELGUISTAS REPRESALIAD*S en EUSKAL HERRIA
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